Nota: En algunos casos las palabras del Papa están dentro de la narración que
hacen los periodistas, pero no presentan el discurso entero.
Índice de Documentos de la visita del Papa a Perú y un
discurso en Chile:
1.
Duro mensaje de
Francisco: "La política está enferma"
2.
Misa en la Base
Aérea Las Palmas con su mensaje sobre la política y sobre la situación de los
habitantes en las grandes ciudades y el desafío de suscitar la Esperanza.
3.
Mensaje del Papa
en Trujillo. Los golpes de la Naturaleza que afectan a la población y la
violencia que la golpea.
4. Homilía del Papa
Francisco en Iquique Chile sobre la alegría del Evangelio y la plena devoción a
María.
5.
El Papa y la
defensa de la Amazonía, los pueblos originarios y la selva.
6. Condena al
"virus de la corrupción" en un país arrasado por ella
7.
Frases muy claras y fuertes del
Papa en su visita a Perú.
8. Otras frases
importantes del Papa en su mensaje a Chile y Perú
9.
Mensaje del Papa en el avión de regreso a Italia sobre el caso del Obispo
acusado de encubridor.
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1. Duro mensaje de Francisco:
"La política está enferma"
No descuidemos porque si caemos en
manos de personas que sólo entienden el lenguaje de la corrupción, estamos
fritos", advirtió. Y reitero: "La política está enferma, está muy
enferma y hay excepciones, pero en general, está más enferma que sana".
Y después preguntó a los obispos:
"¿Qué pasa en Perú que todos los presidentes van presos?" y citó a
(Ollanta) Humala y "hasta hace poco" (Alberto) Fujimori.
(Este
mensaje fue dicho en su reunión con los Obispos de Perú)
2.
Misa en la
Base Aérea Las Palmas con su mensaje sobre la política y sobre la situación de
los habitantes en las grandes ciudades y el desafío de suscitar la Esperanza.
Ante una multitud de 1,3 millones de
fieles que lo esperó desde la noche anterior, el Papa Francisco presidió una Misa en la Base Aérea Las Palmas
con quienes meditó sobre la importancia de hacer presente a Jesús en medio del
lugar en el que se encuentren.
A continuación, el texto completo de
la homilía del Santo Padre:
«Levántate y vete a Nínive, la gran
ciudad, y predícales el mensaje que te digo» (Jn 3,2). Con estas palabras, el
Señor se dirigía a Jonás poniéndolo en movimiento hacia esa gran ciudad que estaba
a punto de ser destruida por sus muchos males.
También vemos a Jesús en el
Evangelio de camino hacia Galilea para predicar su buena noticia (cf. Mc 1,14).
Ambas lecturas nos revelan a Dios en movimiento de cara a las ciudades de ayer
y de hoy.
El Señor se pone en camino: va a
Nínive, a Galilea, a Lima, a Trujillo, a Puerto Maldonado. Aquí viene el Señor.
Se pone en movimiento para entrar en nuestra historia personal y concreta.
Lo hemos celebrado hace poco: el
Emmanuel, el Dios que quiere estar siempre con nosotros. Sí, aquí en Lima, o
donde estés viviendo, en la vida cotidiana del trabajo rutinario, en la
educación esperanzadora de los hijos, entre tus anhelos y desvelos; en la
intimidad del hogar y en el ruido ensordecedor de nuestras calles.
Es allí, en medio de los caminos
polvorientos de la historia, donde el Señor viene a tu encuentro. Algunas veces
nos puede pasar lo mismo que a Jonás. Nuestras ciudades, con las situaciones de
dolor e injusticia que a diario se repiten, nos pueden generar la tentación de
huir, de escondernos, de zafar.
Y razones, ni a Jonás ni a nosotros
nos faltan. Mirando la ciudad podríamos comenzar a constatar que existen
«ciudadanos que consiguen los medios adecuados para el desarrollo de la vida
personal y familiar —y eso nos alegra—, el problema está es que son muchísimos
los “no ciudadanos”, “los ciudadanos a media” o los “sobrantes urbanos”»[1] que
están al borde de nuestros caminos, que van a vivir a las márgenes de nuestras
ciudades sin condiciones necesarias para llevar una vida digna y duele
constatar que muchas veces entre estos «sobrantes humanos» se encuentran
rostros de tantos niños y adolescentes. Se encuentra el rostro del futuro.
Y al ver estas cosas en nuestras
ciudades, en nuestros barrios —que podrían ser un espacio de encuentro y
solidaridad y de alegría— se termina provocando lo que podemos llamar el
síndrome de Jonás: un espacio de huida y desconfianza (cf. Jon 1,3).
Un espacio para la indiferencia, que
nos transforma en anónimos y sordos ante los demás, nos convierte en seres
impersonales de corazón cauterizado y, con esta actitud, lastimamos el alma del
pueblo. De este pueblo noble. Como nos lo señalaba Benedicto XVI, «la grandeza
de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento
y con el que sufre. […] Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no
es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea
compartido y sobrellevado también interiormente, es una sociedad cruel e
inhumana».[2]
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se
dirigió a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. A diferencia de Jonás,
Jesús, frente a un acontecimiento doloroso e injusto como fue el arresto de
Juan, entra en la ciudad, entra en Galilea y comienza desde ese pequeño pueblo
a sembrar lo que sería el inicio de la mayor esperanza: El Reino de Dios está
cerca, Dios está entre nosotros.
Y el Evangelio mismo nos muestra la
alegría y el efecto en cadena que esto produce: comenzó con Simón y Andrés,
después Santiago y Juan (cf. Mc 1,14-20) y, desde esos días, pasando por Santa
Rosa de Lima, Santo Toribio, San Martín de Porres, San Juan Macías, San
Francisco Solano, ha llegado hasta nosotros anunciado por esa nube de testigos
que han creído en Él. Ha llegado hasta Lima, hasta nosotros para comprometerse
nuevamente como un renovado antídoto contra la globalización de la
indiferencia.
Porque ante este Amor, no se puede
permanecer indiferente. Jesús invitó a sus discípulos a vivir hoy lo que tiene
sabor a eternidad: el amor a Dios y al prójimo; y lo hace de la única manera
que lo puede hacer, a la manera divina: suscitando la ternura y el amor de
misericordia, suscitando la compasión y abriendo sus ojos para que aprendan a
mirar la realidad a la manera divina.
Los invita a generar nuevos lazos,
nuevas alianzas portadoras de eternidad. Jesús camina la ciudad lo hace con sus
discípulos y comienza a ver, a escuchar, a prestar atención a aquellos que
habían sucumbido bajo el manto de la indiferencia, lapidados por el grave
pecado de la corrupción.
Comienza a develar muchas
situaciones que asfixiaban la esperanza de su pueblo suscitando una nueva
esperanza. Llama a sus discípulos y los invita a ir con Él, los invita a
caminar la ciudad, pero les cambia el ritmo, les enseña a mirar lo que hasta ahora
pasaban por alto, les señala nuevas urgencias.
Conviértanse, les dice: el Reino de
los Cielos es encontrar en Jesús a Dios que se mezcla vitalmente con su pueblo,
se implica e implica a otros a no tener miedo de hacer de esta historia, una
historia de salvación (cf. Mc 1,15.21 y ss.).
Jesús sigue caminando por nuestras
calles, sigue al igual que ayer golpeando puertas, golpeando corazones para
volver a encender la esperanza y los anhelos: que la degradación sea superada
por la fraternidad, la injusticia vencida por la solidaridad y la violencia
callada con las armas de la paz. Jesús sigue invitando y quiere ungirnos con su
Espíritu para que también nosotros salgamos a ungir con esa unción, capaz de
sanar la esperanza herida y renovar nuestra mirada.
Jesús sigue caminando y despierta la
esperanza que nos libra de conexiones vacías y de análisis impersonales e
invita a involucrarnos como fermento allí donde estemos, donde nos toque vivir,
en ese rinconcito de todos los días.
El Reino de los cielos está entre
ustedes —nos dice— está allí donde nos animemos a tener un poco de ternura y
compasión, donde no tengamos miedo a generar espacios para que los ciegos vean,
los paralíticos caminen, los leprosos sean purificados y los sordos oigan (cf.
Lc 7,22) y así todos aquellos que dábamos por perdidos gocen de la
Resurrección. Dios no se cansa ni se cansará de caminar para llegar a sus
hijos. A cada uno ¿Cómo encenderemos la esperanza si faltan profetas? ¿Cómo
encararemos el futuro si nos falta unidad? ¿Cómo llegará Jesús a tantos
rincones, si faltan audaces y valientes testigos?
Hoy el Señor te invita a caminar con
Él la ciudad, te invita a caminar con Él tu ciudad. Te invita a que seas su
discípulo misionero, y así te vuelvas parte de ese gran susurro que quiere seguir
resonando en los distintos rincones de nuestra vida: ¡Alégrate, el Señor está
contigo!
[1] Exhort.
ap. Evangelii gaudium, 74.
[2] Carta
enc. Spe salvi,
38.
3. Mensaje
del Papa en Trujillo. Los golpes de la Naturaleza que afectan a la población y la
violencia que la golpea.
Así como ellos enfrentaron la
tempestad sobre el mar, a ustedes les tocó enfrentar el duro golpe del Niño Costero, cuyas consecuencias
dolorosas todavía están presentes en tantas familia", señaló.
Además, no desaprovechó la oportunidad
para señalar que una de las "tormentas" que también azota a Trujillo es el alto índice de
criminalidad producto del sicariato.
"Esas 'tormentas' se llaman
violencia organizada como el sicariato y la inseguridad que esto genera",
dijo el jefe del Vaticano en su homilía en Huanchaco.
4.Homilía
del Papa Francisco en Iquique Chile sobre la alegría del Evangelio y la plena
devoción a María.
«Éste fue el primero de los signos de
Jesús, y lo hizo en la ciudad de Caná de Galilea» (Jn 2,11).
Así termina el Evangelio que hemos
escuchado, y que nos muestra la primera aparición pública de Jesús: nada más y
nada menos que en una fiesta. No podría ser de otra forma, ya que el Evangelio
es una constante invitación a la alegría. Desde el inicio el Ángel le dice a
María:
«Alégrate» (Lc 1,28). Alégrense, le
dijo a los pastores; alégrate, le dijo a Isabel, mujer anciana y estéril...;
alégrate, le hizo sentir Jesús al ladrón, porque hoy estarás conmigo en el
paraíso (cf. Lc 23,43).
El mensaje del Evangelio es fuente de
gozo: «Les he dicho estas cosas para que mi alegría esté en ustedes, y esa
alegría sea plena» (Jn 15,11). Una alegría que se contagia de generación en
generación y de la cual somos herederos.
¡Cómo saben ustedes de esto, queridos
hermanos del norte chileno! ¡Cómo saben vivir la fe y la vida en clima de
fiesta! Vengo como peregrino a celebrar con ustedes esta manera hermosa de
vivir la fe. Sus fiestas patronales, sus bailes religiosos —que se prolongan
hasta por una semana—, su música, sus vestidos hacen de esta zona un santuario
de piedad popular. Porque no es una fiesta que queda encerrada dentro del
templo, sino que logran vestir a todo el poblado de fiesta. Ustedes saben
celebrar cantando y danzando «la paternidad, la providencia, la presencia amorosa
y constante de Dios. Así llegan a engendrar actitudes interiores que raramente
pueden observarse en el mismo grado en quienes no poseen esa religiosidad:
paciencia, sentido de la cruz en la vida cotidiana, desapego, aceptación de los
demás, devoción».[1] Cobran vida las palabras del profeta Isaías: «Entonces el
desierto será un vergel y el vergel parecerá un bosque» (32,15). Esta tierra,
abrazada por el desierto más seco del mundo, logra vestirse de fiesta.
En este clima de fiesta, el Evangelio
nos presenta la acción de María para que la alegría prevalezca. Ella está
atenta a todo lo que pasa a su alrededor y, como buena Madre, no se queda
quieta y así logra darse cuenta de que en la fiesta, en la alegría compartida,
algo estaba sucediendo: había algo que estaba por «aguar» la fiesta. Y
acercándose a su Hijo, las únicas palabras que le escuchamos decir son: «no
tienen vino» (Jn 2,3).
Y así María anda por nuestros
poblados, calles, plazas, casas, hospitales. María es la Virgen de la Tirana;
la Virgen Ayquina en Calama; la Virgen de las Peñas en Arica, que anda por
todos nuestros entuertos familiares, esos que parecen ahogarnos el corazón para
acercarse al oído de Jesús y decirle: mira, «no tienen vino».
Y luego no se queda callada, se
acerca a los que servían en la fiesta y les dice: «Hagan todo lo que Él les
diga» (Jn 2,5). María, mujer de pocas palabras, pero bien concretas, también se
acerca a cada uno de nosotros a decirnos tan sólo: «Hagan todo lo que Él les
diga». Y de este modo se desata el primer milagro de Jesús: hacer sentir a sus
amigos que ellos también son parte del milagro.
Porque Cristo «vino a este mundo no
para hacer una obra solo, sino con nosotros, con todos nosotros, para ser la
cabeza de un gran cuerpo cuyas células vivas, libres y activas, somos
nosotros».[2]
El milagro comienza cuando los
servidores acercan los barriles con agua que estaban destinados a la
purificación. Así también cada uno de nosotros puede comenzar el milagro, es
más, cada uno de nosotros está invitado a ser parte del milagro para otros.
Hermanos, Iquique es tierra de sueños
—eso significa el nombre en aymara—; tierra que ha sabido albergar a gente de
distintos pueblos y culturas que han tenido que dejar a los suyos, marcharse.
Una marcha siempre basada en la esperanza por obtener una vida mejor, pero
sabemos que va siempre acompañada de mochilas cargadas con miedo e
incertidumbre por lo que vendrá.
Iquique es una zona de inmigrantes
que nos recuerda la grandeza de hombres y mujeres; de familias enteras que,
ante la adversidad, no se dan por vencidas y se abren paso buscando vida. Ellos
—
especialmente los que tienen que dejar su tierra porque no encuentran lo mínimo necesario para vivir— son ícono de la Sagrada Familia que tuvo que atravesar desiertos para poder seguir con vida.
especialmente los que tienen que dejar su tierra porque no encuentran lo mínimo necesario para vivir— son ícono de la Sagrada Familia que tuvo que atravesar desiertos para poder seguir con vida.
Esta tierra es tierra de sueños, pero
busquemos que siga siendo también tierra de hospitalidad. Hospitalidad festiva,
porque sabemos bien que no hay alegría cristiana cuando se cierran puertas; no
hay alegría cristiana cuando se les hace sentir a los demás que sobran o que
entre nosotros no tienen lugar (cf. Lc 16,19-31).
Como María en Caná, busquemos
aprender a estar atentos en nuestras plazas y poblados, y reconocer a aquellos
que tienen la vida «aguada»; que han perdido —o les han robado— las razones
para celebrar. Y no tengamos miedo de alzar nuestras voces para decir: «no
tienen vino». El clamor del pueblo de Dios, el clamor del pobre, que tiene
forma de oración y ensancha el corazón y nos enseña a estar atentos.
Estemos atentos a todas las situaciones
de injusticia y a las nuevas formas de explotación que exponen a tantos
hermanos a perder la alegría de la fiesta. Estemos atentos frente a la
precarización del trabajo que destruye vidas y hogares. Estemos atentos a los
que se aprovechan de la irregularidad de muchos inmigrantes porque no conocen
el idioma o no tienen los papeles en «regla». Estemos atentos a la falta de
techo, tierra y trabajo de tantas familias. Y como María digamos con fe: no
tienen vino.
Como los servidores de la fiesta
aportemos lo que tengamos, por poco que parezca. Al igual que ellos, no
tengamos miedo a «dar una mano», y que nuestra solidaridad y nuestro compromiso
con la justicia sean parte del baile o la canción que podamos entonarle a
nuestro Señor.
Aprovechemos también a aprender y a
dejarnos impregnar por los valores, la sabiduría y la fe que los inmigrantes
traen consigo. Sin cerrarnos a esas «tinajas» llenas de sabiduría e historia
que traen quienes siguen arribando a estas tierras. No nos privemos de todo lo
bueno que tienen para aportar. Y dejemos a Jesús que termine el milagro,
transformando nuestras comunidades y nuestros corazones en signo vivo de su
presencia, que es alegre y festiva porque hemos experimentado que
Dios-está-con-nosotros, porque hemos aprendido a hospedarlo en medio nuestro.
Alegría y fiesta contagiosa que nos lleva a no dejar a nadie fuera del anuncio
de esta Buena Nueva.
Que María, bajo las distintas
advocaciones de esta bendecida tierra del norte, siga susurrando al oído de su
Hijo Jesús: «no tienen vino», y en nosotros sigan haciéndose carne sus
palabras: «hagan todo lo que Él les diga».
5. El Papa y la defensa de la
Amazonía, los pueblos originarios y la selva.
El papa Francisco clama contra la deforestación y la trata de personas en
plena selva amazónica
Los
indígenas peruanos piden a Francisco que les ayude a salvar sus pueblos y la
selva.
El Papa más ecologista de la
historia, que ha dedicado su encíclica Laudato Si a la necesidad de
salvar el planeta, arrancó su visita a Perú
con una inédita reunión con grupos indígenas en plena selva amazónica, en Puerto Maldonado. Allí,
varios representantes de estos pueblos, ataviados a la manera tradicional,
reclamaron en tono dramático al Papa que les defienda, que impida que la
minería y la industria maderera o petrolera arrasen con la selva y acaben con
ellos. Francisco recogió el guante y clamó contra la deforestación, la minería
ilegal y la trata de personas, auténtica plaga de estas zonas selváticas donde
el Estado no llega, o la esterilización masiva
sin consentimiento, que llegó a su cénit durante el Gobierno de Alberto
Fujimori.
La cita con los indígenas era una de
las más esperadas en el viaje del Papa. Después de abandonar
Chile, uno de los
viajes más complicados de sus cinco años de papado, donde le persiguió el
escándalo de los abusos sexuales y su apoyo a un obispo
acusado de encubridor, y quedó en
evidencia la crisis de la iglesia chilena porque el Papa no logró llenar casi
ninguno de sus actos y apenas había gente por las calles, en Perú el giro ha
sido de 180 grados. Desde su aterrizaje, el Papa comprobó que Perú es un país
donde el catolicismo está mucho más fuerte que en Chile. A cada paso se ven
masas y entusiasmo desbordado, y el Papa sonríe mucho más. Así, de los
problemas internos de la Iglesia pasó al discurso que más le interesa, el de la
defensa de la lucha contra el cambio climático, el cuidado de la amazonía, y la
protección de los pueblos originarios.
Ahí se siente mucho más cómodo y los
indígenas agradecieron mucho sus palabras, que fueron muy directas. Algunos
representantes de los pueblos de la amazonía expusieron en forma cruda frente
al Papa y por tanto con una audiencia global cómo están siendo aniquilados,
explotados, esclavizados en algunos casos y sobre todo cómo su territorio
natural está siendo destruido sin freno. "Somos los supervivientes.
Nuestros hermanos sufren por la tala de árboles, los buscadores de oro, de
petróleo, de gas. Le pedimos que nos defienda. Los foráneos nos ven débiles y
nos quitan el territorio. Podemos desaparecer. Queremos que nuestros hijos se
eduquen pero no que la escuela borre nuestras religiones y nuestra cultura,
nuestra sabiduría ancestral. Tenemos miedo. La tierra, los animales, los peces
se están muriendo", clamaron varios indígenas.
Al encuentro asistieron además
obispos de nueve países de la Amazonía, entre ellos el cardenal de Sao Paulo,
Claudio Hummes, como anticipo del sínodo panamazónico que se realizará en 2019
por iniciativa del Papa. Al final del encuentro, el apu (jefe) de la etnia
awajún Santiago Manuin colocó en la cabeza una corona de plumas al Santo Padre,
que solo reciben los sabios o líderes en su región. Manuin es uno de los
sobrevivientes de un enfrentamiento ocurrido entre pueblos indígenas y la
Policía Nacional el 5 de junio de 2009, en Bagua, selva norte, cuando los
agentes dispararon para terminar con el bloqueo de una carretera durante una
huelga.
El Papa no redujo ese dramatismo que
plantearon los indígenas. "Nunca han estado tan amenazados en sus
territorios como ahora", admitió. "La Amazonía es tierra disputada
desde varios frentes: por una parte, el neo-extractivismo y la fuerte presión
por grandes intereses económicos que apuntan su avidez sobre petróleo, gas,
madera, oro, monocultivos agroindustriales. Por otra, la perversión de ciertas
políticas que promueven la 'conservación' de la naturaleza sin tener en cuenta
al ser humano y, en concreto, a ustedes hermanos amazónicos que habitan en
ellas", aseguró Francisco, que ha sido muy criticado por los conservadores
precisamente por ese discurso contra los grandes grupos capitalistas.
"Para algunos ustedes son un
obstáculo. En realidad son un grito a la conciencia, memoria viva de la misión
que Dios nos ha encomendado a todos: cuidar de la casa común". Francisco
no evitó ninguno de los temas sensibles que sufre esta zona, una de las más
pobres de Latinoamérica, alejada de cualquier protección del Estado. Explicó
que había visto un cartel contra la trata en el aeropuerto, y recordó que este
es un problema especialmente grave en la zona, donde el uso de "mano de
obra esclava y los abusos sexuales claman al cielo. No miremos para otra
parte". Entre 2014 y 2016, las autoridades peruanas registraron 5.114
víctimas de trata.
El Papa también clamó contra la
esterilización forzada de las mujeres indígenas, uno de los delitos por los que
se procesó a Fujimori, ahora indultado por Pedro Pablo
Kuczynski, que
acompaña al Papa en todos sus actos y trata de usar su viaje para calmar la
revuelta política peruana. "No nos dejemos atrapar por colonialismos
disfrazados de progreso", dijo como rechazo a planes de control de
natalidad de algunos organismos internacionales. El Papa mantiene la
tradicional oposición de la Iglesia tanto a los anticonceptivos como al aborto.
El Papa
asiste a una reunión con niños del Hogar Principito, en la ciudad peruana de
Puerto Maldonado. AFP
Deforestación,
trata y minería ilegal
La elección de esta zona para
arrancar su viaje peruano no es casual. En 2017, Tambopata, la provincia de la
que es capital Puerto Maldonado, tuvo la más alta tasa de homicidios del país,
29,5 por cada 100.000 habitantes, según el Instituto Nacional de Estadística,
tres veces más que el promedio del país. A Puerto Maldonado llegan trabajadores
de la minería ilegal, y también menores de edad y adultas reclutadas con la
promesa de un trabajo como azafatas de restaurante que terminan engañadas como
trabajadoras sexuales en los 'prostibares' de los campamentos de la minería
ilegal. Algunas mujeres que intentan escapar, luego son castigadas con
violación colectiva, a otras las asesinan. Además, hay bandas de
extorsionadores que cobran cupos a los mineros ilegales, y cuando no pagan, los
matan y desaparecen.
Según la Amazon Conservation Association, desde 2012, más de 4.400 hectáreas
de bosque han sido deforestadas por la minería ilegal en la zona de
amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata, el principal territorio de
biodiversidad de la región Madre de Dios. En su recorrido en Puerto Maldonado,
Francisco además visitó el hogar El
Principito, un albergue autogestionado con los ingresos generados por tres
empresas sociales creadas por iniciativa del sacerdote suizo Xavier Arbex hace
21 años. Una heladería, un lodge ecoturístico y una librería papelería financia
el hogar que acoge a 100 niños que han sido declarados en abandono por jueces
de menores, y que pasaron por maltrato físico o psicológico. Los niños
reprodujeron delante del Papa unas escenas en las que los indígenas son
esclavizados por hombres blancos pero después llegan los misioneros para
ayudarlos. El viaje de Francisco entra por tanto en una fase mucho más cómoda
que la chilena, aunque en Perú también hay escándalos por abusos sexuales
dentro de la Iglesia que Francisco tendrá que afrontar.
6. Condena
al "virus de la corrupción" en un país arrasado por ella
En pleno palacio presidencial,
epicentro de una política peruana devorada por la corrupción, hasta el punto de
que todos sus expresidentes están procesados o investigados y uno de ellos, el
último, Ollanta Humala, en la cárcel, el Papa Francisco clamó contra ese mal
que hunde la credibilidad de los líderes del Continente, en especial la de
Pedro Pablo Kuczynski, que le escuchaba atento y le aplaudió. También estaba
allí Keiko Fujimori, líder de la oposición y también investigada por el caso
Odebrecht, aunque por asuntos muy diferentes. "Estemos atentos a ese virus
social de la corrupción que tanto daño hace a nuestros pueblos latinoamericanos
y las democracias de este bendito continente. Es un fenómeno que lo infecta
todo, siendo los pobres y la madre tierra los más perjudicados", aseguró
el Pontífice. El Papa llega a Lima en plena crisis política, menos de un mes
después de que Kuczynski indultara al autócrata Alberto Fujimori, condenado a
25 años por corrupción de los que ha cumplido 12, a cambio de que una decena de
diputados fieles salvara al presidente de una destitución que tenía casi segura
por su implicación en el escándalo del caso Odebrecht.
En ese contexto, Kuczynski trata de
usar la visita del Papa para calmar las aguas peruanas y volver a un ambiente
tranquilo que le permita seguir en la presidencia pese a que ha perdido
definitivamente el apoyo de los antifujimoristas. El Papa hizo una llamada a la
unidad, como es habitual, pero también dejó caer esa advertencia sobre la
corrupción.
Francisco también tuvo un mensaje
contra las políticas liberales, defendidas con firmeza por el ex banquero de
inversión Kuczynski. Llamó a “defender la esperanza, lo que significa impulsar
y desarrollar una economía integral alternativa al modelo de desarrollo ya caduco
que sigue provocando degradación humana y ambiental”.
También criticó la minería, una de
las bases de la economía peruana y la gran especialidad del presidente en el
mundo privado. El cálculo oficial del crecimiento de la economía peruana bordea
el 2% para 2017, y la economía se sustenta desde hace casi 15 años en los
precios internacionales de los minerales. Además, desde 2014, se ha
incrementado la cantidad de comunidades de la selva norte afectadas en su salud
debido a los constantes derrames de petróleo del Oleoducto Norperuano operado
por la estatal PetroPerú. Asimismo, la minería ilegal se ha incrementado con la
complicidad u omisión de algunos gobiernos regionales, y la falta de
fiscalización del Gobierno Central. El producto de la extracción ilegal termina
siendo comprado por empresas legales.
“La degradación del medio ambiente
no se puede separar de la degradación moral de nuestras comunidades, no podemos
pensarlas como dos distintas. La minería informal se ha vuelto un peligro que
destruye la vida de las personas, los ríos son devastados con toda la vida que
ellos poseen
7. Frases muy claras y fuertes del Papa en su visita a
Perú.
Estas fueron las mejores frases
planteadas por el Santo Padre.
(1).
Corrupción. El mensaje
más duro del viaje llegó durante la mañana en una charla que mantuvo con los
obispos en el arzobispado. Denunció, como ya hizo el viernes
en su mensaje en Palacio de Gobierno, la corrupción en Latinoamérica, y aseguró que la
política en muchos países de la región "está muy enferma".
(2). Citó el caso de la constructora
brasileña Odebrecht, en la que han estado implicado
gobiernos de varios países de América Latina y aseguró que "es solo una
parte chiquita". "No descuidemos porque si caemos en manos de
personas que solo entienden el lenguaje de la corrupción, estamos fritos".
(3). Y reiteró: "La política está
enferma, está muy enferma y hay excepciones, pero en general, está más enferma
que sana".
(4). Después preguntó a los obispos: "¿Qué pasa en Perú que todos los
presidentes van presos?" y citó a (Ollanta) Humala y "hasta
hace poco" a (Alberto) Fujimori.
(5). La visita a Perú se clausuró con
una misa en la que el papa habló de las ciudades, donde existen "las
situaciones de dolor e injusticia que a diario se repiten" y que "nos
pueden generar la tentación de huir, de escondernos".
(6).
Pobreza y desigualdad. El papa
denunció que en la ciudad existen personas que "consiguen los medios
adecuados para el desarrollo de la vida personal y familiar", mientras que
"son muchísimos los no ciudadanos", "los ciudadanos a medias o
los sobrantes urbanos".
(7). De estas personas, "que están
al borde de nuestros caminos", Francisco señaló que van a vivir "a
las márgenes de nuestras ciudades sin condiciones necesarias para llevar una
vida digna". "Duele constatar, agregó, que muchas veces entre estos sobrantes
humanos se encuentran rostros de tantos niños y adolescentes".
(8). Lamentó que las ciudades y nuestros
barrios "que podrían ser un espacio de encuentro y solidaridad, de
alegría" se "transformen en un espacio de huida y desconfianza".
(9). Criticó además que sean "un
espacio para la indiferencia, que nos transforma en anónimos y sordos ante los
demás, nos convierte en seres impersonales de corazón cauterizado y, con esta
actitud, lastimamos el alma del pueblo".
(10). Llamó entonces a que "la
degradación sea superada por la fraternidad, la injusticia vencida por la
solidaridad y la violencia callada con las armas de la paz".
(11). Instó a los jóvenes peruanos que
"que descubran en la sabiduría de sus abuelos, de sus ancianos, el ADN que
guió a sus grandes santos". "No se desarraiguen", insistió, y a
los abuelos y ancianos les exhortó a "transmitir a las jóvenes
generaciones las raíces de su pueblo y la sabiduría del camino para llegar al
cielo".
(12). "A todos los invito a no tener
miedo a ser los santos del siglo XXI", exclamó. Se despidió pidiendo a los
peruanos que "cuidasen la esperanza" y que la mejor manera de cuidar
la esperanza "es permanecer unidos, para que todos estos motivos que la
sostienen, crezcan cada día más". (EFE).
8. Otras frases importantes del
Papa en su mensaje a Chile y Perú
a) Abusos
Sexuales: El
primer gran mensaje que Francisco pronunció en su viaje fue ante las
autoridades de Chile. Pidió públicamente perdón por los casos de abusos
sexuales a menores cometidos por sacerdotes en el país.
FRANCISCO
“Y aquí no puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia. Me quiero unir a mis hermanos en el episcopado, ya que es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas”.
“Y aquí no puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia. Me quiero unir a mis hermanos en el episcopado, ya que es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas”.
b) Mensaje
a los privados de libertad: Nunca antes un Papa había visitado una cárcel de
mujeres, por lo que este encuentro fue muy significativo. El mensaje
que allí pronunció también lo fue: la dignidad es intocable.
FRANCISCO
“Ser privado de libertad no es lo mismo que estar privado de dignidad. No, no es lo mismo. La dignidad no se toca, a nadie, se cuida”.
“Ser privado de libertad no es lo mismo que estar privado de dignidad. No, no es lo mismo. La dignidad no se toca, a nadie, se cuida”.
c) Denuncia
de la plaga de los feminicidios: En Perú hizo una valiente denuncia del feminicidio y
la violencia machista. Un drama silencioso al que quiso darle voz.
FRANCISCO
“Quiero invitarlos a luchar contra una plaga que afecta a nuestro continente americano: los numerosos casos de feminicidio. Y son muchas las situaciones de violencia que quedan silenciadas detrás de tantas paredes”.
“Quiero invitarlos a luchar contra una plaga que afecta a nuestro continente americano: los numerosos casos de feminicidio. Y son muchas las situaciones de violencia que quedan silenciadas detrás de tantas paredes”.
d) Denuncia
de la cultura del descarte que afecta especialmente a los Indígenas: Primero en Temuco y después
en la Amazonia, el Papa denunció la dura cultura del descarte
que literalmente “se ceba” con los indígenas.
FRANCISCO
“Es algo que hay que decirlo con fuerza; no son tierra de nadie. Esta tierra tiene nombre, tiene rostros: los tiene a ustedes.¡Esta no es una tierra huérfana, es la tierra de la Madre! Y si hay madre, hay hijos, hay familia, hay comunidad".
“Es algo que hay que decirlo con fuerza; no son tierra de nadie. Esta tierra tiene nombre, tiene rostros: los tiene a ustedes.¡Esta no es una tierra huérfana, es la tierra de la Madre! Y si hay madre, hay hijos, hay familia, hay comunidad".
e) No
descartar a las ancianas y ancianos: En ese mismo lugar no faltaron críticas a la cultura
del descarte. A los jóvenes pidió escuchar a los ancianos. Y puso este
ejemplo.
FRANCISCO
“Allí saliendo, cuando hice el recorrido, hay una abuela de 97. ¿Vamos a descartar a la abuela? ¿Qué les parece? ¡No! Porque la abuela es la sabiduría de un pueblo. ¡Un aplauso a la abuela de 97 años!”
“Allí saliendo, cuando hice el recorrido, hay una abuela de 97. ¿Vamos a descartar a la abuela? ¿Qué les parece? ¡No! Porque la abuela es la sabiduría de un pueblo. ¡Un aplauso a la abuela de 97 años!”
f) Defensa
de los jóvenes de los Pueblos originarios: Lo mismo les dijo a los más pequeños
en su visita al hogar “El Principito”, en Perú. Les pidió que
lucharan por sus orígenes con orgullo.
FRANCISCO
“El mundo los necesita a ustedes, jóvenes de los pueblos originarios, y los necesita tal y como son. No disfrazados, sino como son ustedes” tal y como son. No se conformen con ser el vagón de cola, nunca hay que ser el vagón de cola. Los necesitamos como motor”.
“El mundo los necesita a ustedes, jóvenes de los pueblos originarios, y los necesita tal y como son. No disfrazados, sino como son ustedes” tal y como son. No se conformen con ser el vagón de cola, nunca hay que ser el vagón de cola. Los necesitamos como motor”.
g) La
importancia del Sacramento del Matrimonio: Durante el vuelo a Iquique, en
Chile, realizó un gesto que estaba fuera de programa. Casó a
esta pareja de asistentes de vuelo.
“Nos dijo: este es el sacramento que
hace falta en el mundo. El sacramento del matrimonio. Ojalá que esto motive a
las parejas del mundo a tomar el sacramento del matrimonio. Por eso lo hago”.
9. Mensaje del Papa en el avión de
regreso a Italia sobre el caso del Obispo acusado de encubridor.
El Papa aseguró también que confía
en el obispo chileno Juan Barros,
al que algunas víctimas acusan de haber encubierto los abusos del sacerdote
condenado Fernando Karadima.
FRANCISCO “En el caso de Barros, se vio,
se estudió… Y no hay evidencias. Eso es lo que quise decir. No tengo evidencias
para condenar. Y ahí, si yo condenara sin evidencias, o sin certeza moral,
cometería yo un delito de mal juez. Lo mejor, el que cree que es así, aportar
las evidencias rápido. Si creen que es así honestamente. Yo en este momento no
creo que sea así, porque no las hay. Pero tengo el corazón abierto a
recibirlas”.
El Papa pidió disculpas a las
víctimas de abusos por haberles pedido en unas rápidas declaraciones que
demostraran con pruebas que Barros
había encubierto. Dice que no pide pruebas, que son imposibles en estos
casos, sino evidencias.
FRANCISCO
“De esto tengo que pedir excusas, porque la palabra prueba ha herido, ha herido a muchos abusados. “¡Pero es que tengo que buscar un certificado!” Es una palabra que traduce un principio legal. Y ha herido. Pero les pido perdón. Les he herido sin darme cuenta”.
“De esto tengo que pedir excusas, porque la palabra prueba ha herido, ha herido a muchos abusados. “¡Pero es que tengo que buscar un certificado!” Es una palabra que traduce un principio legal. Y ha herido. Pero les pido perdón. Les he herido sin darme cuenta”.